El secreto de la felicidad no es, hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace.
Desde que somos pequeños, nuestros profes en el cole o los adultos que nos rodean, nos preguntan… Y tú ¿qué quieres ser de mayor? Recuerdo como mis compis se dividían entre cantantes, médicos, escritores, enfermeros… Y es que el trabajo que vamos a hacer o que hacemos, nuestra profesión, es parte del rol que nos define en muchos aspectos, sin olvidar nunca, que somos mucho más y que contaremos con mayor salud mental si desempeñamos más roles vitales: madre, padre, hermano, hermana, amigo, trabajador, deportista, bailarín, lector…
Hoy en día, nuestra valoración, como decíamos, anda muy sostenida y sujeta a nuestro rol profesional y es importante señalar que somos más de lo que hacemos para ganarnos la vida, de manera, que aunque nos encontremos perdidos y desorientados, podamos encontrar nuestro valor más allá de nuestra actividad profesional.
Hoy os quiero trasladar el trabajo que llevo tiempo haciendo con personas, que por diferentes motivos, se encuentran desorientados a la hora de encontrar trabajo y de a su vez, desarrollar su profesión.
Parto siempre de la base, de que cada persona es diferente y única, y cómo tal, trato de conectar con cuál es su situación actual y ver hacia dónde quiere o puede dirigir sus pasos.
Para ello, comenzamos siempre con una primera entrevista en la que realizamos un diagnóstico de empleabilidad de la persona… conoceremos diferentes características fundamentales que nos llevaran a una reflexión conjunta, observando y valorando dónde debemos poner el foco.Durante esa primera entrevista, reforzamos los valores, conocimientos y experiencia con los que ya cuenta la persona.
Me doy cuenta de la cantidad de veces que cuando nos encontramos perdidos, no somos capaces de ver todos los conocimientos y bagaje con el que contamos, así que trato de que la persona tome conciencia de su punto de partida, no nos centramos sólo en lo que nos falta, sino que dotamos de cierto valor lo que ya tenemos pudiendo así llegar a construir lo que necesitamos.
Conocemos su formación, su experiencia, sus objetivos o áreas en las qué quiere o puede trabajar y es así, como poco a poco, elaboraremos juntos un mapa de ruta.
Preguntas abiertas tales cómo.. ¿de qué te gustaría trabajar? En ocasiones tienen respuestas poco concretas cómo…”de cualquier cosa”. Es entonces cuando trato de explicarles lo difícil que es, aunque parezca paradójico, encontrar trabajo de “lo que sea”.
Es importante que la persona, realizando un ejercicio de reflexión, trate de ser más concreto en el trabajo que puede desempeñar, incluso que sea capaz de pensar en el trabajo que puede, con la experiencia y los conocimientos que tiene, realizar ahora mismo y que podría ser, lo que llamamos un trabajo nutricio y cuál es el que le conecta con su pasión o con su deseo futuro. Es importante recordar que si la persona no se encuentra con sus necesidades básicas cubiertas, es decir, en una situación de seguridad, nunca será capaz de estar en el momento de desarrollar todas sus potencialidades y crear.
Recuerdo la primera vez que me orientaron, me dibujaron una escalera con diferentes peldaños, en el primero de ellos, me dijeron, debemos siempre situar una primera meta, o lo que llamamos un trabajo nutricio (meta a corto plazo) y en el último peldaño, la meta hacia cuál nos queremos dirigir y lo que para ello, necesitamos aprender, que se encontrará a lo largo de los diferentes peldaños.
Para todo ello es importante el conocimiento del mercado de trabajo, profesiones más demandadas, nichos laborales y la relación entre la oferta y la demanda, cosa que investigaremos juntos para ver en qué área o áreas le es posible trabajar.
A partir de ahí vamos desarrollando un mapa de ruta, que se fundamenta a su vez en el conocimiento de diferentes herramientas y recursos, que debe manejar la persona para realizar una búsqueda de empleo más eficaz, la realización de una carta de presentación y un CV en el que se muestre nuestra formación y nuestra experiencia, de manera que ésta resulte atractiva para el empleador. Y el conocimiento de canales de búsqueda dónde aparecen ofertas adecuadas a nuestro perfil, dos herramientas claves para qué el camino a desarrollar tenga sentido.
El proceso de búsqueda activa de empleo, se trata de un proceso continuo, por lo que si vemos que no está siendo eficaz, realizaremos un análisis para saber qué es lo que está pasando y qué es lo que está fallando, para así realizar los reajustes oportunos y reorganizar el mapa de ruta, esto lo haremos tantas veces cómo sea necesario, hasta que de alguna manera alcancemos nuestros objetivos.
Y es que para que todo este proceso cobre sentido, me gustaría que cada uno de nosotros hiciésemos la siguiente reflexión cada mañana al levantarnos: “pregúntate si lo que estás haciendo hoy, te acerca al lugar donde quieres estar mañana” (Walt Disney).
Lucia Toledo.