Todos tenemos una historia. Todos tenemos un pasado, vivimos un presente e imaginamos un futuro.
Las raíces son aquellas partes de las plantas, árboles y otros vegetales cuya función es la captar los nutrientes para poder crecer, madurar y hacerse cada vez más fuertes. Algo parecido nos pasa a los humanos.
Las raíces son la base de nuestra existencia, la esencia de nuestra personalidad. Al igual que en mundo vegetal, nuestras raíces no son visibles, pero siempre nos acompañan allá donde vayamos.
Es importante conciliarse con las raíces de uno mismo. No es trabajo fácil. Pero nos permite dotarnos de equilibrio, nos empuja a crecer, y nos ayuda a perdonar y entender que la vida es un trabajo para el que no venimos aleccionados.
Todo niño, necesita raíces. Todo adulto, necesita mantener esas raíces y aceptar que son parte de su persona. Son el sostén de nuestra fragilidad.
Algunos niños, adolescentes y especialmente adultos, sienten que sus raíces se encuentran debilitadas y se amedrentan ante cualquier ráfaga de aire (ya que esto les podría hacer caer). Muchos sienten que sus raíces son demasiado rígidas y gruesas (podrían hacerse pedazos si el tallo no se desarrollara con rectitud). Hay raíces ausentes, y hay otras tan invasivas que no dejan avanzar el crecimiento.
Y comienza la lucha. Comienza una atención desmedida a esas raíces: se ven feas, pobres, carentes…Y la persona intenta cortarlas, dañarlas o eliminarlas: ya no le agradan o nunca las identificó como parte de sí mismo.
Sin embargo, de forma paradójica, cuanto más esfuerzo se pone para hacerlas desaparecer, más vacía se encuentra el alma, más debilitado se torna el crecimiento.
-SON NUESTRAS RAÍCES-
Siempre formarán parte de nuestra historia. Si negamos nuestro comienzo, fragmentamos nuestra vida, nuestras emociones y dejamos de saber quiénes somos.
Si en lugar de agredir lo que forma parte de nosotros, aprendemos a complementarlo, podremos reducir el dolor, dándole la forma adecuada. Seremos capaces de poder guardar nuestras primeras raíces y aprenderemos a generar otras nuevas. También le daremos fuerza al tronco y permiso a las ramas para que exploren nuevos horizontes.
La aceptación es una carrera de fondo. Pero con apoyo, paciencia y dedicación, el cambio es posible.